- DIA 1: CEREMONIA AMAZÓNICA
- DIA 2: INSTALACIÓN SONORA
- DIA 2: CAMINATAS EN EL BOSQUE Y EN EL MAR
- DIA 3: TEMAZCAL
- DIA 4: ARBOLATUM, MÚSICA PARA UN BOSQUE
Homenaje negra40
Joseph Beuys es uno de los artistas más significativos del siglo XX, hecho.
Ya en 2016, con motivo del 40 aniversario de su fallecimiento, organizamos “Ampliación”, las primeras Jornadas Negra40 y Club del Dibujo orientadas a revivir tres ejes centrales en su poética: la materia, el calor y la escultura social. El siglo XXI recibe el centenario de su nacimiento en medio de una crisis de sentido global, sin precedentes para la generaciones actuales y con los niveles de energía muy bajos para enfrentar esta realidad. Sin embargo, no sin cierto matiz profético, la irrupción beuysiana en este fango parecería recordarnos sus diagnósticos y las causas del estancamiento: que el ritmo de cambio sigue siendo lento en nuestras sociedades y que sobre todo se ha retardado más y más desde la pantallización de las relaciones sociales. Y que la salida sigue siendo el ser humano.
Este estado de situación nos lleva directo a registrar cuál es el sentido profundo que la figura y la obra de Beuys vienen a inscribir en este presente, y pensamos es la integridad. La crisis no es artística, aunque comprobemos una significativa escasez en las ideas que alimentan las obras de arte y en las corporativas perspectivas de las instituciones que las regulan. No es el arte el problema central. La crisis, como lo anunció Josep Maria Esquirol, se origina en la insuficiencia en reconocer las coordenadas básicas que nos sujetan con el mundo y con los demás, y en los esfuerzos absurdos que se hacen para eludirlas. El “alguien”, lo “cotidiano”, lo “próximo”, el “amparo”, la “suavidad”, la “simpleza”, la “amistad”, la “sinceridad”, la “pobreza”, la “comunidad”, han cedido ante la desintegración ilusoria de una aldea global compuesta por fantasmas. La militancia de Joseph Beuys se sostuvo en presentar una imagen unificada del arte y de las relaciones artísticas en el marco de un paradigma en el cuál éste dejaba de ser parte accesoria del gran eje económico y político, y por el contrario, presentarse como el centro axial sobre el cual se re ordenan todas las demás relaciones. Por eso la crisis es de integridad.
El centenario del artista nos condensa y nos expande. Nos repliega una vez más hacia la intimidad de los procesos personales, afectivos y cósmicos para luego encarnarlos y compartirlos comunitariamente. ¿Qué es lo importante hoy? ¿Dónde poner la energía? ¿Dónde el arte encuentra un espacio sin veneno donde ver crecer la semilla? ¿Qué institución del mismo modo, nos cobijará según la máxima de Pavese “serás amado el día en que puedas mostrar tu debilidad sin que el otro se sirva de esta para afirmar su fuerza”?
No vemos otra salida.
Recordar a Beuys es recordar un modo de proceder anterior a él, al cual nos plegamos y celebramos comunitariamente.
Negra40
Joseph Beuys was one of the most significant artists of the 20th century, fact.
In 2016, on the occasion of the 40th anniversary of his death, we organised “Ampliación”, the first Negra40 and Drawing Club conferences aimed at reviving three central axes in his poetics: matter, heat and social sculpture. The 21st century receives the centenary of his birth in the midst of a global crisis, unprecedented for current generations and with very low energy levels to face this reality. However, not without a certain prophetic nuance, the Beuysian irruption into this mud would seem to remind us of its diagnoses and the causes of stagnation: that the rate of change continues to be slow in our societies and that, above all, it has slowed more and more since the launch of Social relations. And that the way out is still the human being.
This state of affairs leads us directly to register what is the deep meaning that Beuys’s figure and work come to inscribe in this present, and we think it is integrity. The crisis is not artistic, although we see a significant shortage in the ideas that feed the works of art and in the corporate perspectives of the institutions that regulate them. Art is not the central problem. The crisis, as announced by Josep Maria Esquirol, originates in the failure to recognise the basic coordinates that hold us to the world and to others, and in the absurd efforts that are made to avoid them. The “someone”, the “everyday”, the “close”, the “shelter”, the “softness”, the “simplicity”, the “friendship”, the “sincerity”, the “poverty”, the “community”, they have yielded to the illusory disintegration of a global village made up of ghosts. Joseph Beuys’ militancy was sustained by presenting a unified image of art and artistic relationships within the framework of a paradigm in which it ceased to be an accessory part of the great economic and political axis, and on the contrary, presented itself as the axial center over which all other relations are rearranged. That is why the crisis is one of integrity.
The artist’s centenary condenses and expands us. He retreats us once more towards the intimacy of personal, affective and cosmic processes to later incarnate and share them communally. What is important today? Where to put the energy? Where does art find a space without poison where to see the seed grow? In the same way, what institution will shelter us according to Pavese’s maxim «you will be loved the day you can show your weakness without the other using it to affirm their strength»?
We see no other way out.
To remember Beuys is to remember a way of proceeding prior to him, to which we bow and celebrate as a community.
Negra40